ESTA SEMANA EN AUSTRIA tendrá dos visitantes ilustres: el Krampus (no confundir con la Natacha de apellido parecido) y el bueno de San Nicolás.  

ES DE SUPONER QUE LA VISITA de estos dos curiosos personajes tendrá algo que ver con aquellas etapas en que Austria aún no era tan católica y en la que aún no se había adherido al estricto ceremonial de corte español que tan famoso se hizo a través de las películas de Sissí (emperatriz). El Krampus es un demonio que viene a asustar a los niños, que se lo comen (y así lo vencen) en forma de unos muñecos de chocolate recubiertos de papel de de plata. Hasta ahí bien: pero resulta mucho más preocupante que los simpáticos pequeñuelos le arranquen la cabeza de un mordisco al bueno de San Nicolás, pacífico obispo venido del norte, que aparece el día 6 de Diciembre, justo un día después de que lo haga el demonio. 

LA LLEGADA DE ESTOS dos personajes representa el primer aldabonazo de las navidades austríacas. Hay que aclarar que los niños no reciben regalos, sino sólo los muñecos de chocolate que devoran con fruición. 

UNA MANERA MUY DULCE de poner en la recta final del año.