AYER PASARON DOS COSAS importantes en Austria: a) Fue el día de San Martin y b) Empezó el carnaval. 

Y ES QUE LOS CARNAVALES  en esta tierra austríaca empiezan muy precozmente. Concretamente el 11 del 11 a las 11, se reúnen todos los años en el graben aquellos y aquellas que quieren celebrar la llegada de tan festiva época del año y bailan una quadrille. Consiste esto en que, como en las pelis del oeste, hombres y mujeres se disponen en filas paralelas y ejecutan (sin mucho éxito) los movimientos que les va indicando un señor de más edad que les manda que hagan ochos y cruces. La experiencia de quien esto escribe es que, al final, uno termina hecho la picha un lío (con perdón) pero las risas que te echas no te las quita nadie. Ayer, la quadrille fue bajo la nieve, porque el invierno ha tenido su debut más blanco desde hace cincuenta años (o eso dicen los meteorólogos del lugar). 

EN CUANTO AL PRIMER HECHO, ayer fue San Martín pero, al contrario que en el sur, no fueron los gorrinetes los que sufrieron la llegada de este santo temible, sino los gansos, que dieron sus vidas para que la tradición continuase, un año más. El ganso se come asado al horno, acompañado de su lombarda con castañas y sus Knödel, que son una especie de bolas de patata y harina que sustituyen en estos países norteños al pan y que sirven para mojar en la salsita. 

CALCULABA UNA LOCUTORA ABORIGEN  en la radio que, para quemar una ración normal de ganso, había que hacer aproximadamente siete horas de aerobic.  

¿LA RAZON DEL TITULO DE ESTE POST? Pues que, evidentemente, a San Martín, por estas tierras, le conocen cariñosamente como Martini. Por cierto, que el día 15, o sea jueves, también es otro santo coleguita: Leopoldi, Sankt Leopold, o sea. El patrón de los funcionarios. Pero eso quizá, será el tema de otro post.