UNA DE LAS COSAS que más inquieta al visitante cuando aterriza en un país extraño es la comida.

 TODOS TENDEMOS A ECHAR de menos los platos con los que mamá nos deleitaba cuando éramos pequeños y, dependiendo de la disposición que se tenga a la aventura, el comer en un país extraño puede resultar una experiencia pintoresca.

 

EN ALGUNAS CULTURAS, como las del sur de Europa (Italia, España, Grecia…) la dependencia de la cocina de mamá (o de la mamma) hace que se tienda exclamar con un punto de orgullo que, como en casa de uno, no se come en ninguna parte.

PUES BIEN: en Austria esto no es así, entre otras cosas porque en Austria puede uno comer exactamente como si estuviera en su casa.

EN LA CIUDAD DE VIENAexisten unos mercados surtidísimos de todo tipo de alimentos, de todas las naciones de la tierra. Además, por supuesto, de los restaurantes que son capaces de prepararlos en el caso de que uno no sea exactamente un cocinillas.

EL MÁS FAMOSO DE LOS MERCADOS vieneses es el Naschmarkt.

OCUPA UN LARGO ESPACIO de la Wienzeile que empieza frente al Sezession y termina en la estación de metro de Kettenbruckengasse y, por debajo de él, corre el raquítico río Wien, que da nombre a la ciudad.

 EN EL NASCHMARKT se pueden encontrar todo tipo de viandas a unos precios muy asequibles. Además de fruta fresca, pescado, flores y un etcétera casi interminable de especias y condimentos y hierbas aromáticas.

ADEMÁS, el Naschmarkt es una de las zonas de Viena en donde se pueden encontrar más locales (casas de comidas, se entiende) de las más diversas clases. No sólo con comida tipicamente austríaca sino, sobre todo, con comida oriental (particularmente sushi y otras especialidades asiáticas).

EN LA CIUDAD, por supuesto, otros mercados de alimentación (la mayoría al aire libre) que forman lo que podríamos llamar la red tradicional de la ciudad; aunque hay multitud de supermercados también. La cadena por excelencia es BILLA, pero también existe ZIELPUNKT (conocida en otros lugares de Europa como Plus) y, para los que buscan delikatessen, existen los supermercados Julius Meinl. El más famoso está en el Graben y forma parte de un espléndido edificio del siglo XIX. En él tienen cabida todas (o casi todas) las exquisiteces del planeta.

NO HAY QUE PERDERSE los chocolates y los dulces.

 TAMBIÉN PARA LOS GOLOSOS (o especialmente para ellos) hay sitio en la ciudad.