El frío y el invierno suelen ser dos factores que a menudo asustan a los turistas. Pero la temporada de frío en Austria ofrece razones más que sobradas para abrigarse bien y brindarle una visita:

El Krampuslauf es otra tradición ancestral que se celebra alrededor del día 5 de diciembre, en el que San Nicolás aparece acompañado por los Krampus, una especie de demonios malignos, tapados por elaboradas máscaras, reconocibles por los cencerros a la espalda, cuya misión es castigar físicamente a los niños que no han sido buenos a lo largo del año, pero cuyo celo los lleva a castigar asimismo a los no tan niños. ¡Cuidado!, los latigazos de revés en las piernas pueden ser dolorosos… 😉

La noche de Fin de Año, o Silvesternacht como se la conoce aquí, es también bastante curiosa de vivir, porque se aglomeran grandes multitudes en las calles de las ciudades, se tiran muchos petardos y fuegos artificiales, y al terminar las doce campanadas, suena El bello Danubio Azul de Strauss y los nativos lo bailan en plena calle. Realmente curioso de ver. Luego suele haber música en la calle hasta altas horas de la madrugada.

La mayoría de ciudades ponen pistas de hielo en las plazas principales. Es más que recomendable la gran pista de hielo en la Plaza del Ayuntamiento (Rathausplatz) de Viena, que está instalada hasta bien entrado el mes de febrero.

Para los más valientes tenemos la opción de salir de las ciudades y disfrutar de verdaderas postales invernales en el campo. La nieve da a los ya de por sí bellos paisajes un toque casi mágico por el cual vale la pena dejarse congelar los dedos para tirar unas cuantas fotos.

Y nos queda, claro está, la opción del esquí