MAÑANA ES EL LEOPOLDI, o sea, San Leopoldo. Este santo es el patrón de los funcionarios austríacos, que lo celebran tomándose un día de vacaciones. Los tranvías vieneses también van engalanados con la enseña de la ciudad (roja y blanca). Enseñas que tremolan contentas al viento invernal. 

PARA CELEBRAR el día de San Leopoldo, se instala en Kloster Neuburg un mercadillo en el que se vende el primer vino joven del año y se instala una barrica gigante de la que se dice que, quien se mete en ella, tiene suerte para el resto del año. 

KLOSTER NEUBURG es un lugar curioso en las afueras de Viena que, además de ser famoso por sus vinos, es famoso porque el monasterio está construido sobre la planta del monasterio español de San Lorenzo de El Escorial. Bueno, lo que les dio tiempo a hacer, que tampoco fue mucho. Un cuarto de monasterio. Porque el monarca impulsor de este proyecto, el padre de Maria Theresia, murió de pronto y, con su muerte, se desencadenó una guerra de sucesión que vació las arcas reales e hizo imposible que el proyecto se terminase. Con lo cual, el edificio se cerró de cualquier modo y hoy es un bonito monasterio barroco que ocupa una colina sobre la que se dominan las inmensas extensiones de viñedo que han hecho de Kloster Neuburg un lugar adorado por los bebedores austríacos que aman el cristalino vino blanco de las viñas locales y lo toman con profusión sólo o con agua. 

GRACIAS A QUE EL PROYECTO  original no fue terminado, pudieron conservarse las abigarradas edificaciones medievales que ocupan la parte trasera del complejo y la espléndida iglesia restaurada en el siglo XIX en estilo neogótico. El monasterio ha sido recientemente reformado y alberga una exposición que muestra algunas piezas relacionadas con su historia. Por no hablar de los espectaculares aposentos reales (frescos incluidos) que, curiosamente, no fueron utilizados nunca por ningún monarca Habsburgo. 

UN LUGAR QUE, sin duda, merece la pena visitar (aunque sólo sea por tomarse unas copichuelas).